Hábitos alimentarios
- Dieta basada en plantas: Aumentar el consumo de frutas, verduras, legumbres, cereales integrales y semillas. Los fitoquímicos como los polifenoles, carotenoides y flavonoides tienen efecto protector.
- Evitar azúcares refinados y harinas blancas: Reducen la inflamación, los picos de insulina y el entorno tumoral favorable.
- Jejum intermitente / ventanas de alimentación controladas: Ayuda a regular hormonas y procesos autolíticos (autofagia).
- Incorporar cúrcuma con pimienta negra: El curcuminoide tiene propiedades anticancerígenas potentes.
- Uso regular de ajo y cebolla crudos: Ricos en compuestos organoazufrados con actividad antitumoral.
- Eliminación o drástica reducción del alcohol: Clasificado como carcinógeno tipo 1.
- Evitar carnes procesadas y reducir carnes rojas: Vinculadas a cáncer colorrectal y gástrico.
- Beber té verde (matcha, sencha o bancha): Rico en catequinas con efecto antitumoral.
- Consumir alimentos fermentados: Kéfir, chucrut, kimchi, miso… refuerzan el microbioma y sistema inmune.
- Preferencia por alimentos orgánicos y sin pesticidas: Evita disruptores hormonales y toxinas acumulativas.
Hábitos de estilo de vida y actividad física
- Ejercicio físico regular (mínimo 150 min/semana): Reduce riesgo de más de 13 tipos de cáncer y regula hormonas.
- Evitar sedentarismo prolongado: Levantarse cada 30-45 minutos, moverse.
- Dormir profundamente (7-9 horas): El sueño de calidad regula el sistema inmune y repara daños celulares.
- Exposición diaria moderada al sol: Vitamina D natural, vinculada a prevención de cánceres como el de mama, próstata y colon.
- Respirar aire puro / evitar ambientes contaminados: Reducir exposición a compuestos volátiles, benceno, etc.
- Evitar plásticos calientes o en contacto con comida: Liberan ftalatos y disruptores endocrinos.
- Mantener peso saludable (índice de masa grasa óptimo): El sobrepeso se asocia a al menos 13 tipos de cáncer.
- Evitar cosméticos con disruptores hormonales (parabenos, ftalatos).
Hábitos emocionales y sociales
- Practicar técnicas de manejo del estrés (meditación, respiración, yoga): El cortisol crónico debilita defensas y favorece procesos tumorales.
- Vivir en relaciones armónicas y sin conflictos crónicos: Las relaciones sanas reducen inflamación sistémica.
- Cultivar propósitos profundos (ikigai o misión): La psiconeuroinmunología muestra cómo el sentido vital influye en salud.
- Reír con frecuencia: Produce endorfinas, refuerza el sistema inmune y modula el estrés oxidativo.
- Tener una red de apoyo fuerte (amistades, familia, comunidad): Reduce la mortalidad y eleva la resiliencia.
- Perdonar y soltar rencores: El resentimiento crónico genera estrés sistémico y acidificación corporal.
- Terapias emocionales regulares (si hay traumas o bloqueos): Especialmente en personas con historial de abuso, duelo o enfermedad.
Hábitos medioambientales
- Filtrar el agua (evitar cloro, flúor, metales pesados).
- Evitar contacto prolongado con campos electromagnéticos: Uso moderado de móviles, Wi-Fi, microondas.
- Usar materiales de cocina saludables (acero inoxidable, cerámica, hierro): Evitar teflón y aluminio.
- Reducir exposición a tóxicos del hogar (limpieza ecológica, ventilación, plantas purificadoras).
Hábitos de prevención médica y monitoreo
- Chequeos médicos integrativos anuales: Revisar marcadores inflamatorios, hormonales y vitaminas clave (D, B12, homocisteína…).
- Análisis periódicos de metales pesados y carga tóxica: Sobre todo si hay síntomas crónicos o exposición laboral.
- Colaborar con medicina integrativa o funcional: Que contemple el terreno biológico y no solo el tumor.
- Terapias de desintoxicación estacionales (ayunos, limpiezas hepáticas, quelantes naturales).
- Revisión de antecedentes familiares: Para personalizar prevención según susceptibilidad genética o epigenética.
- Autoexploraciones y conciencia corporal diaria: Notar cambios físicos, bultos, sangrados o alteraciones inusuales.
bibliografía
1. Hábitos alimentarios
- World Cancer Research Fund/American Institute for Cancer Research (WCRF/AICR). Diet, Nutrition, Physical Activity and Cancer: a Global Perspective. 2018.
https://www.wcrf.org/dietandcancer - Gonzalez, C. A., & Riboli, E. (2010). Diet and cancer prevention: Contributions from the European Prospective Investigation into Cancer and Nutrition (EPIC) study. Eur J Cancer, 46(14), 2555–2562.
https://doi.org/10.1016/j.ejca.2010.07.025 - Aggarwal, B. B., & Harikumar, K. B. (2009). Potential therapeutic effects of curcumin, the anti-inflammatory agent, against neurodegenerative, cardiovascular, pulmonary, metabolic, autoimmune and neoplastic diseases. Int J Biochem Cell Biol, 41(1), 40–59.
https://doi.org/10.1016/j.biocel.2008.06.010 - Vernieri, C. et al. (2022). Fasting-mimicking diet is safe and reshapes metabolism and anti-tumor immunity in patients with cancer. Cancer Discovery.
https://doi.org/10.1158/2159-8290.CD-21-0737 - Zhang, Y. et al. (2015). Garlic consumption and cancer risk: a meta-analysis. Nutrition and Cancer, 67(5), 705–716.
https://doi.org/10.1080/01635581.2015.1047022
2. Actividad física y estilo de vida
- Friedenreich, C. M., & Orenstein, M. R. (2002). Physical activity and cancer prevention: etiologic evidence and biological mechanisms. J Nutr, 132(11 Suppl), 3456S–3464S.
https://doi.org/10.1093/jn/132.11.3456S - Patel, A. V. et al. (2019). American Cancer Society Guideline for Diet and Physical Activity for Cancer Prevention. CA Cancer J Clin, 69(6), 419–444.
https://doi.org/10.3322/caac.21591 - Holick, M. F. (2007). Vitamin D deficiency. N Engl J Med, 357(3), 266–281.
https://doi.org/10.1056/NEJMra070553
3. Salud emocional, relaciones y espiritualidad
- Spiegel, D. (1996). Cancer and depression. Br J Psychiatry Suppl, (30), 109–116.
https://doi.org/10.1192/bjp.168.30.109 - Antoni, M. H. et al. (2006). Cognitive-behavioral stress management intervention decreases the prevalence of depression and enhances benefit finding among women under treatment for early-stage breast cancer. Health Psychol, 25(1), 30–40.
https://doi.org/10.1037/0278-6133.25.1.30 - Chida, Y., & Steptoe, A. (2008). Positive psychological well-being and mortality: a quantitative review of prospective observational studies. Psychosom Med, 70(7), 741–756.
https://doi.org/10.1097/PSY.0b013e31818105ba
4. Medio ambiente y tóxicos
- Lanphear, B. P. (2015). The impact of toxins on the developing brain. Annu Rev Public Health, 36, 211–230.
https://doi.org/10.1146/annurev-publhealth-031914-122858 - Brody, J. G. et al. (2007). Environmental pollutants and breast cancer: epidemiologic studies. Cancer, 109(S12), 2667–2711.
https://doi.org/10.1002/cncr.22655 - Rudel, R. A. et al. (2003). Phthalates, alkylphenols, pesticides, polybrominated diphenyl ethers, and other endocrine-disrupting compounds in indoor air and dust. Environ Sci Technol, 37(20), 4543–4553.
https://doi.org/10.1021/es0264596
5. Medicina preventiva y control
- Colditz, G. A., & Wei, E. K. (2012). Preventability of cancer: the relative contributions of biologic and social and physical environmental determinants of cancer mortality. Annu Rev Public Health, 33, 137–156.
https://doi.org/10.1146/annurev-publhealth-031811-124627 - Lichtenstein, P. et al. (2000). Environmental and heritable factors in the causation of cancer — analyses of cohorts of twins in Sweden, Denmark, and Finland. N Engl J Med, 343(2), 78–85.
https://doi.org/10.1056/NEJM200007133430201